Hasta finales del siglo XVI los aborígenes que vivían en el extenso territorio de Antioquia grande eran cazadores y cultivadores cuya existencia transcurría en perfecta armonía con la naturaleza. Nutabes, chamíes, emberas, catíos y quimbayas se asentaron en los valles y montañas cuya riqueza vegetal y animal les aseguró durante varios siglos una subsistencia sin mayores traumatismos; sin embargo con el descubrimiento de América, aquella armonía terminó.
Medio siglo sufriendo las huestes de conquista y luego de tres siglos de dominación colonial, configuran el escenario de múltiples acontecimientos sociales, políticos y económicos, cuya fusión se materializa en un sólido e importante mestizaje cultural. Así las cosas, son tres las fuentes étnicas que durante un largo proceso histórico terminaron por construir aquello que hoy conocemos como la actual cocina antioqueña que recoge los sabores y saberes de todos los departamentos que conforman la región.