De otro lado
como reporta el estudio, sigue siendo alto el vertimiento de mercurio en algunos ríos debido a la minería ilegal de oro, con unas 183 toneladas que llegaron al ambiente. La minería ilegal, como motor de amenaza para nuestros ríos, crece a pasos agigantados, y se requiere la acción militar para frenarla. De hecho, la consideración del Gobierno de salvaguardar los recursos hídricos como política de seguridad se ajusta a esta necesidad de mayor control ambiental. Sin embargo, más que una militarización de la conservación del agua, esta perspectiva debe llamar al fortalecimiento de los procesos de vigilancia que adelantan las corporaciones regionales.