En cuanto a la prevención de la salud existen muchas aristas que transforman los imaginarios en la prevención de los riesgos laborales ya que es un constructo como sociedad para percibir o dimensionar la enfermedades y riesgos laborales que se derivan del ejercicio profesional o la ejecución de unas actividades en el marco laboral. Cada país ha priorizado la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud según sus intereses propios.
En Colombia, comenzó a desarrollarse a comienzos del siglo XX, pese a que el problema de la salud laboral siempre había sido una preocupación de la clase obrera. La implantación del desarrollo industrial supuso que las políticas de prevención se incluyesen dentro de su modelo de relaciones de trabajo. La historia de la prevención de riesgos laborales para el periodo inmediatamente anterior, de implantación de la jerarquización en el sector industrial, entre el capital y el trabajo, así como hacía hincapié en la ordenación jerárquica de las relaciones sociales para evitar cualquier tipo de perturbación, con lo que la aportación realizada desde los propios trabajadores quedaba reducida y subordinada a la Administración. (Martinez, 2002)
Con anterioridad a los años setenta, es destacable cómo la administración que intentó mejorar las relaciones laborales, “sobre Bases de la Seguridad Social”. En ella, se realizó un sistema de cobertura a la población en su conjunto y vertebrado por los principios de: supresión de ánimo de lucro, consideración conjunta de las contingencias protegidas, transformación del régimen financiero y tendencia a la unidad. Se conseguía así romper el fragmentado esquema de los seguros sociales; no obstante, el sistema continuaba con grandes defectos: lagunas de protección, multiplicidad de regímenes de aseguramiento, regulaciones, que no serán objeto de mejora hasta la Ley de Relaciones Laborales de 1976, que pese a ser promulgada a comienzos de la transición democrática, hay que considerarla como un producto de la etapa anterior, ya que tenía como principal finalidad la refundición material del ordenamiento material básico.
De tal forma, que los años setenta y ochenta fueron testigos del interés y promoción de la prevención laboral, tras muchos años de una labor legislativa que no tenía un rumbo fijo y que se enmarcaba en la legislación social del Estado. Los años finales del franquismo van a dar un giro radical a la seguridad e higiene en el trabajo al promover no sólo una legislación para las acciones preventivas del riesgo laboral, sino que pondrá al servicio del mundo laboral español los medios humanos y técnicos dedicados exclusivamente a la prevención laboral. (Martinez,2002)
Al comenzar la década de los setenta se creó el Plan Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo, el cual fue el antecedente del actual Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Pese a la denominación de Plan Nacional, no se trataba de un proyecto transitorio sino de un organismo que permanecería en décadas posteriores. El Plan Nacional comprendía acciones muy diversas. Especialmente, destacaba su interés por la acción formativa en los diferentes niveles educativos, la labor de asesoramiento mediante la creación de una red técnico-preventiva y clínico laboral por todo el territorio nacional, creación de servicios técnicos de seguridad en las empresas que cuenten con servicios médicos autónomos y la realización de acciones preventivas en aquellas que por su dimensión no contasen con estos servicios, así como la colaboración con las Mutualidades Laborales y Mutuas Patronales para conseguir una mayor coordinación. (Martinez,2002)
De hecho, la medicina de empresa, denominada en la actualidad como disciplina preventiva, fue lo más parecido que había hasta los años setenta al Plan Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo. Los Servicios Médicos de Empresa tienen la finalidad de conservar y mejorar la salud de los trabajadores dentro de los centros laborales, así como realizar una labor de protección ante los riesgos específicos y genéricos de la acción laboral desarrollada. (Martinez,2002)
También, hay que destacar la labor desempeñada de forma paralela o complementaria por los Servicios Técnicos de Seguridad o Técnicos de Seguridad, que pese a tener una menor implantación, estaban muy presentes en grandes empresas o en aquellas fábricas que desarrollaban procesos productivos peligrosos. Por todo ello, los objetivos preventivos del Plan Nacional eran mucho más ambiciosos que los de los Servicios Médicos de Empresa, además de tener una visión más interdisciplinar y global al abarcar todas las actuaciones de prevención necesarias para proteger a los trabajadores de los riesgos a los que se enfrentan en sus puestos de trabajo; de esta forma, áreas como la psicología, química, medicina de empresa… formaban parte del plan de actuación. El Plan Nacional fue adquiriendo cada vez una mayor importancia hasta ser incluido en la Ley General de Seguridad Social que reconoce a la Higiene y Seguridad del Trabajo como Servicio Social que debía prestar el Sistema de Seguridad Social. (Martinez,2002)
Los objetivos han sufrido variaciones importantes ya que la evidencia científica ha puesto en manifiesto que la reducción o eliminación de riesgos no puede ser del todo medible y existen variables que no permiten tener el control de la población por lo tanto en el transcurso de la historia se evidencia que el objetivo es fomentar una cultura preventiva, desarrollando hábitos saludables que permitan reducir la escala accidentes y enfermedades de origen laboral, además se incluyó entre los objetivos específicos el diseñar ambientes laborables saludables.
A partir de las transformaciones que se han suscitado en el sector laboral y la salud, en los últimos años ha cobrado mayor importancia y visibilidad la prevención de la enfermedad y no solo visibilidad sino impacto financiero positivo ya que las organizaciones le están apostando a prevenir la enfermedad y promover la salud en vez de realizar tratamiento a la enfermedad de origen laboral o accidentes que generan complicaciones de la salud. Esta concepción preventivista ha permito que se desarrollen políticas de salud pública que respaldan a las empresas y les permite generar o adoptar diferentes estrategias permitiendo integrar el sector salud y laboral con un objetivo primordial ser garantes de las condiciones de salud de los ciudadanos.
La prevención de la salud es un motor fundamental que ha permitido ampliar la mirada y la autonomía de las empresas para la puesta en práctica de estrategias mediante técnicas estructuradas con un soporte técnico-científico y tecnológico que aumente el control de los factores de riesgo, evitando la aparición de la enfermedad y evaluación de los procesos.
Así, la medicina laboral bajo la lógica de la epidemiologia logra reafirmar una estructura de acción eficaz para la resolución de las diferentes condiciones de salud de los trabajadores. Sin embargo, no se puede desconocer que esas realidades permiten aplicar modelos multicausales que permiten interactuar en los diferentes sectores industriales ofertando un mayor poder analítico para entender la causalidad de los procesos patológicos, así como para orientar de manera más idónea las estrategias terapéuticas.
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Pensada así la medicina laboral, su formulación exige una gran amplitud de mirada y una sutil combinación de los niveles de la prevención de la enfermedad. Más aún cuando se tiene claro que la prevención está dirigida a conseguir lo que se podrían definir, como los tres grandes objetivos de la salud, que son:
Para lograr estos objetivos las organizaciones procuran simultáneamente, reducir la morbilidad, mortalidad y las incapacidades debidas a enfermedades y lesiones, actuando sobre los diversos factores de riesgo y promover las capacidades y potencialidades vitales, tanto de los individuales como colectivas, para buscar su autorrealización y su autonomía.
No son objetivos fáciles, así como no es fácil imaginar lineamientos generales que guíen acciones conjuntas desde enfoques preventivos y promocionales. Sin embargo, dados los desarrollos teóricos en el campo de la salud, es importante diferenciar los niveles de la prevención.
Fuente: elaboración propia
Los retos que plantean los diferentes niveles de prevención desde la misma conceptualización del abordaje del individuo, como realidad discursiva y escenario de práctica específica, hasta el despliegue de un efectivo trabajo interdisciplinario que posibilite la construcción de ambientes y estilos de vida saludables a la vez que acompañe procesos de las organizaciones en los diferentes sectores industriales. Esta estructura finaliza en que los recursos de rehabilitación están disponibles dentro de la empresa, para aprovechar y potenciar los recursos humanos y materiales de esta, entre los que se encuentran el desarrollo de facilitadores y disminución de barreras que permitan al trabajador participar en su ambiente laboral.
Ahora bien, sea cual sea el nivel de prevención a intervenir el programa debe contener: Objetivo, alcance, recursos responsabilidades, cronograma, mejora continua y si son varios niveles de prevención en diferentes grupos etarios cada uno debe tener su propio programa ya que los criterios de inclusión pueden ser la puerta de salida de un trabajador para ser tenido en cuenta en otro tipo de población posiblemente sana, altamente expuesta o enferma.